Sons of anarchy

Tiempo estimado de letura: 4 Minutos

Rubalcaba dijo ayer: «hoy es un buen día para el PSOE, ya no se nos puede ignorar». El cielo ha mostrado un azul tan claro como poco generoso en el que no se ha visto, en todo el día, más que una nube de esas que pintan los niños y un sol despreocupado, casi de vacaciones. Las últimas lluvias no han sido suficientes y empezamos a temernos que hasta las obligatorias, las de Semana Santa, nos van a saber a muy poco en Magaz de Abajo.

El perro Fiel se adapta rápidamente a su nueva familia y se muestra tan pesado y juguetón como corresponde a su temprana edad. Es un cachorro, aunque su gran tamaño engañe, y lo seguirá siendo al menos un par de años más; así que hay que tener paciencia, y fuelle. Son demasiado dependientes los perros, al menos hasta que la paciencia y el sentido común fijan en su cerebro de perro su posición en la manada. Pronto obedecerá con alegría. Hasta entonces, servidor se pasa el día lleno de patas, babas, pelos y dientes (amistosos, pero afilados). Comenzó enseguida a utilizar su caseta y no devora la comida con desesperación. No tiene malos hábitos, sólo el desorden propio de un animal que ha crecido a su aire y al que hay que inculcar algunas costumbres nuevas. Por ejemplo, que respete las flores, por muy guapo que se imagine a sí mismo dormido sobre prímulas y narcisos.

— Será un poco hippie, como tú.

Una vez más tiene razón Pangur: servidor padece de un leve posthippismo senil que no tiene intención alguna de curarse (y menos en una época tan soez) y que últimamente se le está agravando por culpa de su afición insuperable a esa serie creada por Kurt Sutter sobre la vida de un club de moteros: Sons of Anarchy. Puede que a algunos no le guste tanto como Deadwood, que gana por breve (pero cuya épica, también construida sobre intrigas de intereses, comparte en cierto modo) o que The Sopranos, con la que tiene en común género y foco además de ciertos referentes (aunque la pareja Clay Morrow-Gemma Teller es aún más descaradamente shakespeariana que la compuesta por Livia y Corrado Soprano Jr., por no hablar de Jax, el protagonista, resueltamente hamletiano frente al freudiano Tony), pero es un producto de gran calidad, posee una banda sonora espléndida, plantea ciertos conflictos entre la libertad y la legalidad, la justicia y el derecho, la aspiración y el sacrificio que en absoluto están hoy fuera de lugar (al contrario) y, definitivamente, engancha. Lo que tiene en su contra es que se propone llegar hasta las seis temporadas, un reto al que The Sopranos respondió sin decaer, pero de milagro. Ya lo saben.

También ayer los niños y niñas con dotes para la escritura han comparecido en las aulas para competir por el premio Coca-Cola de relato corto. Algo que servidor no mencionaría si no fuese porque, los pobres, se las han tenido que ver con la siguiente propuesta de escritura: «cuídate la pintora puede dar contigo, dispone de una lupa increíble». Cada alumno tenía que componer un cuento que contuviese la expresión de marras. Uno levantó la mano y dijo: «pero es que aquí falta una coma, ¿la puedo poner?». «Ni se te ocurra, listillo», le respondieron, «la frase debe figurar en el texto tal cual está». Así que, para un alumno que demuestra conocimiento, que es lo único que se necesita para escribir bien, van y le humillan. El chico se volvió a casa un poquitín frustrado, y confuso; aunque cumplió correctamente el encargo de no escribir correctamente, porque pundonor no le faltaba y ambición tampoco.

Claro que, bien pensado, el cojo enunciado podría ser parte de alguna estrategia neoesclavista y, en realidad, servir para enseñar a los niños que hacer las cosas bien no está bien si éstas no coinciden con lo que se les ordena; podría ser la manera de formar hombres nuevos para el futuro; hombres manejables que no discutan ni una coma de los contratos que les pongan por delante, o a los que no les importe cometer una falta por ambición: hombres, en definitiva, respetuosos y modernos que no se distraigan poniendo más cuidado, ni en la escritura ni en nada, del que a la autoridad convenga. Hombres con cerebro de perro.

Deja una respuesta