No me pronunciaré sobre otras tierras, pero creo que en el Bierzo, donde la corrupción no nos escandaliza más que una helada en mayo, cometeríamos a la hora de votar en las elecciones municipales un error (similar al cometido por la Junta Electoral de Zona excluyendo a determinadas formaciones por motivos simplistas) si atendemos a los llamamientos al voto útil, pues finalmente no servirá esa estrategia más que para hacernos retornar al viejo dibujo de un consistorio repartido entre dos fuerzas perfectamente acostumbradas la una a la otra, cómodas en su alternancia y tolerantes con sus respectivas distracciones y sombras. Por el contrario, si nos dejamos guiar por los programas, si valoramos las ideas políticas que desprenden y, caiga quien caiga, elegimos con ese criterio nuestra opción, estaremos garantizando una representatividad plural a imagen de la sociedad en la que, aunque algunos no hayan querido enterarse, hace ya algunos años que vivimos. La Junta Electoral, a lo largo de la campaña y quizás para regocijo de futuros presuntos prevaricadores, ya ha torpedeado suficientemente lo que no es más que un síntoma de salud democrática (procurar parecernos a lo que somos y no a lo que alguien quiere que seamos), no hagamos nosotros lo mismo con el pretexto de que es urgente cambiar de perro al collar.