Llega servidor a la conclusión de que el problema del PP es que confunde la transparencia con la desfachatez. La transparencia es biunívoca, la desfachatez es biyectiva. La desfachatez es a la transparencia lo que un puñetazo a la comunicación.
Lo del PP es desfachatez.
Al PP le está ocurriendo algo que le ocurrió en su día al PSOE, que empieza a confundir Gobierno con Partido, Partido con Estado, Estado con Democracia, Democracia con Constitución (¿por qué ha dudado, servidor, al escribir democracia con mayúsculas, como si fuese una adenda o remiendo optativo, no esencial?). Y aún peor: confunden lo nuestro con lo suyo. No es extraño que nos quieran evitar el estudio de la filosofía. La filosofía es la ciencia que se ocupa de la epistemología de la curiosidad. Su estudio contribuye a minimizar el caos. Pero a la derecha le interesa el caos, como al mercado, como al carterista.
Hemos visto estos días como en una reunión de carteristas se ovacionaba al tendero que manipulaba la balanza a su favor. Ejemplo de tenderos, tendero listo, tendero bueno. El enemigo del tendero es el cliente, como cualquiera que haya trabajado en el mercado sabe.
— Era el congreso del PP.
— Lo que tú digas, gato.
El gato de un servidor está estos días más soberbio que de costumbre porque ha descubierto que sale en una fotografía con Dominique Sanda. No hay forma de hacerle entender que es imposible.
— No pienso dimitir.
Volviendo al tema. Dejamos caer a la UCD, y a UPyD, ignorando que el enemigo, en ausencia de una definición y dirección propias, en ausencia de tribu, se te mete en casa, y así, sin casi darnos cuenta, propiciamos que la ultraderecha y la derecha se agavillasen y reuniesen una parte desproporcionadamente sustancial del electorado. Luego (y desoyendo la paradoja de Popper) fingimos no advertir que uno de los partidos que concurría a las elecciones no era democrático a cambio de que de cuando en cuando la izquierda más moderada que se conoce ganase las elecciones. Dos cabalgan juntos, se llama la película.
Pueden ustedes pensar que servidor exagera, pero echen un vistazo a los periódicos. A Alberto San Juan le quieren prohibir representar una obra, la que sea. En tal pueblo, el que sea, pintan una bandera de España sobre unos relieves prehistóricos, Federico Jiménez Losantos, quien quiera que sea, dice tranquilamente cosas que le costarían la cárcel a un cantante (bueno o malo) o a un titiritero, el director del Instituto del máster de Cifuentes tiene una empresa con la que factura por cursos y másteres, nuestro compatriota Comisario europeo de Energía y Clima posee acciones de petroleras, hasta un guardia civil ha atropellado a un anciano en Villablino (con resultado de muerte) ¡y se ha dado a la fuga!
Es cansino. Es injusto. Es la demostración de que pertenecer a la Unión Europea, al primer mundo, etcétera, no nos salva del franquismo. No descarten por cierto que el propio PP nos saque de la Unión Europea si la Unión Europea llegase a intentarlo (sacarnos del franquismo). No lo descarten.
Pablo Casado nunca fue a clase y solo cursó cuatro de las 22 asignaturas de su máster gracias a las convalidaciones. Naturalmente, hay que considerar que todo ello pudiera ser perfectamente legal, bla, bla, bla, previo pago de la matrícula y una vez adjuntada la obligatoria fotocopia del carné. Vale.
Dice el portavoz del Gobierno Cifuentes que «si alguien con un carné del partido socialista tiene acceso a los registros informáticos de la universidad puede haber hecho cualquier cosa». Sí, porque con el carné del PSOE te regalan un hackermáster, los rusos. Vale.
Dice Cospedal que el PP debe defender lo suyo y a los suyos. Vale. Que hagan lo que quieran con «los» suyos, pero «lo suyo» que lo devuelvan.
Disculpe usted a un servidor que se limita a usar la terminología al uso, pero si usted sigue votando al PP es usted lo que se llama un idiota útil.
La situación política dice que ahora es Ciudadanos quien tiene la sartén por el mango. Es cansino. Es injusto. Es la demostración de que pertenecer a la Unión Europea, etcétera, no nos salva del franquismo. La segunda parte de la misma película está a punto de estrenarse. Ciudadanos debe ser cuidadoso. No le interesa acabar con el PP. Le interesa mantener al PP en un tamaño apto para sus intereses. No todos los votos que pierde la ultraderecha acaban en su nevera, a veces van al microondas del PSOE. Sea de un modo u otro, la moderación destructiva se come un 75% del arco de posibilidades. ¿Y si hemos perdido para siempre?
FAES confirma que pagó al magistrado que juzgará la caja B del PP. Con total transparencia.
Servidor echa de menos a un partido que se llamaba Podemos y que era populista, es decir: demoraba la cuestión ideológica en favor de la urgencia social, y se gobernaba sin aparato autoritario. El experimento llegó a ser una posibilidad verdaderamente ganadora (aunque ahora sería terrorista, claro) y es una pena, una verdadera pena que hoy estemos sospechando que entonces fue lo más cerca que estuvimos. Pero insistamos, sigamos creyendo en los liderazgos individuales, sigamos siendo ejemplo de solidaria mansedumbre hasta que nuestra ira se muera de hambre mientras nuestra mala conciencia se sacia de apoyos virtuales y votos dirigidos.
El mensaje es sencillo: ellos mandan, tú obedeces y lo demás es terrorismo. Todo lo que no sea tener miedo es terrorismo. El terrorismo sirve ya de pretexto para todo, desde bombardear Damasco hasta vaciar la hucha de las pensiones pasando por no ir a misa. Todo lo hacen por tu bien, para defenderte del terrorismo.
También aquí, en el Bierzo, hay gente que cree que si una empresa se instala para talar bosques o para quemar neumáticos es porque nuestros intereses están bien defendidos y el capitalismo cuida de nosotros; gente que aplaude cuando escucha a Juan Martínez Majo, presidente del PP de León, decir:
— Vale, Cifuentes no tiene el máster, ¿cuál es el problema?
Gente a la que servidor, en alguna parte de su cabeza, siempre ha temido, cuya fiesta nacional es la matanza del cerdo y cuya fé (en el dinero), mueve (literalmente) montañas. Gente que tacha de «rojos» a quienes sostenemos que si esas empresas están aquí es porque seguramente nuestra vida les parezca una cosa superflua y sin valor, pura fuerza de trabajo rentable mientras aguante, tercer mundo.
— Et in Arcadia ego.
Dejemos que Cifuentes les de clases a nuestros hijos, maestra de maestras, que les enseñe a medias con los novios de la muerte que los pobres son, naturalmente, menos dotados intelectualmente y que, por tanto, deben dejar gobernar a los profesionales, a los que tienen estudios de cuna. Esto es España, ¿no? Y España es lo primero ¿no? Por lo que sea (en realidad no importa) hemos asumido que esta jerarquía es nuestra identidad. Servidor barrunta que esto no se arregla votando. Es cansino, es injusto, pero vivimos en un país cuyos gobernantes aplauden la desfachatez, o sea: en un país que es una vergüenza y se jacta de su vergüenza.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, le va a dar servidor la razón a Esperanza Aguirre: se está muy bien en casa, mejor que en España, en general (se pasa menos vergüenza); pero si además vive usted en el Bierzo, cierre bien las ventanas. No vaya a entrar una ovación patriótica y le pille en pijama.